¿ Por qué certificar la Eficiencia Energética de Edificios?

Según se desprende de la información del Ministerio de Fomento:

  • El 60% de las viviendas españolas se construyeron sin ninguna normativa de eficiencia energética.
  • Las viviendas consumen en España el 17% de toda la energía del país y las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por los edificios han crecido más de un 20% desde 1990.
  • El 38% de los españoles no está satisfecho con el aislamiento contra el calor y el frío de sus viviendas y el 42% con el aislamiento contra el ruido (encuesta CIS 2010).

Las acciones emprendidas por el Consejo Europeo y traspuestas a la legislación de cada país miembro pretende entre otras acciones, en este ámbito, “facilitar la realización voluntaria de obras para mejorar el aislamiento térmico y reducir la factura energética de hogares y ciudades”, incluyendo en el caso de la legislación española aspectos tales como (según anteproyecto de ley):

  • Se podrá aumentar la edificabilidad de las viviendas, mediante el cerramiento de terrazas y balcones de manera uniforme, si con ello se consigue mejorar la eficiencia energética de todo el edificio en más de un 30%.
  • Para la realización de obras de aislamiento térmico por el exterior (envolvente del edificio) se podrán ocupar superficies de espacios libres o de dominio público, si técnicamente no existiera otra opción.

Como complemento, hay que establecer el estado de situación del parque de viviendas existentes por lo que el borrador del Real Decreto que atiende a la Certificación Energética de Edificios existentes debe trasponer lo dispuesto en las Directivas Comunitarias 91/2002 y 31/2010.

Que beneficio obtiene el arrendador o comprador:

Estamos acostumbrados a ver el certificado de eficiencia energética de electrodomésticos y, sin ser expertos en la materia, somos conscientes de que según sea dicha clasificación un electrodoméstico de clase B nos puede consumir más que uno de clase A para el mismo trabajo y por tanto que el coste energético es superior para uno de clase B que para el de Clase A.

Esto condiciona nuestra compra porque durante la vida de uso del electrodoméstico ese coste puede ser muy superior al que supone comprarlo de una clase superior. Al mismo tiempo entendemos que provocamos un menor perjuicio al medio ambiente.

Pues en la construcción de un edificio y el uso de sus instalaciones ese efecto es muy superior tanto por la vida media del mismo como por el porcentaje de consumo energético total que afecta a su uso.

Cuando tengamos un Certificado de Eficiencia Energética podremos decidir por ejemplo sobre lo que nos puede suponer dos viviendas del mismo bloque de edificios con orientaciones diferentes en consumo energético.

Al mismo tiempo los promotores de dichos edificios elegirán los mejores medios para promocionar sus viviendas como las más energéticamente rentables y con mejores criterios de sostenibilidad del medio ambiente.

Esto debe implicar un cambio en la mentalidad de la construcción y compra o alquiler de oficinas o viviendas y por lo tanto un uso más sostenible de los recursos ambientales. 

Selección de equipos a calibrar

La experiencia indica que no es posible asumir toda la calibración de los equipos disponibles en la empresa, partiendo de cero en la Función Metrológica (FM) de la misma, ni es posible plantear la automatización total de los procesos de metrología debido a que la FM es un medio y no un fin en sí misma para el proceso productivo.

El presupuesto de los equipos que se deben calibrar debe contemplar un periodo de transición para ir asumiendo progresivamente todas las tareas posibles y rentables económicamente en metrología, así como su posible automatización.

Siempre existen equipos que no se podrá calibrar dentro del laboratorio y que se deben sacar fuera del mismo, al mismo tiempo no todos los equipos se pueden llevar al nivel más alto de automatización debido a los costes que ello acarrearía.

El balance entre patrones a calibrar, equipos calibrados y posible automatización de los mismos debe describirse. Además, se debe justificar la inversión en patrones adecuados y calibración interna respecto al coste de calibrar solamente los equipos de forma externa.

El coste es tanto económico, como de tiempo del equipo fuera de la empresa, pérdida de información,… Por tanto se debe evaluar dicho coste con la información suministrada por los responsables de las áreas implicadas de la empresa.

Para saber si la inversión en un patrón y/o automatización del proceso es rentable se debe evaluar el número mínimo de equipos a calibrar internamente que equilibra la balanza.

Una primera aproximación a este cálculo se expresa en el siguiente ejemplo, que para un equipo cualquiera sería:

Teniendo en cuenta que la amortización de los patrones se realiza en un número de años determinado, el coste por mantenimiento del patrón para la calibración de dicho equipo sería:

X1 = (amortización anual + certificación anual) · % Cuota de participación en calibración sobre el equipo de medida frente al trabajo total con los demás equipos.

El coste anual externo de un equipo en un laboratorio acreditado supone:

X2 = calibración + certificado + gestión (portes, administrativos,…)

El coste de la calibración interna del equipo con el patrón sería:

X3 = (precio estimado por hora técnico · número de horas)

El número mínimo de equipos (N) que equilibra la balanza de costes externos e internos sería:

N · X2 = N · (X3 +(X1 /N))                                               

Despejando N:

 N = X1 / (X2 – X3)                                                   

Es decir, la balanza de costes (inversión en patrones + calibración interna frente a calibración externa) se equilibra si se calibran N equipos al año de estas características.

Esta ecuación tiene un límite inferior que es cuando X3 ≥ X2 que indica que no sería rentable nunca al ser mayor el coste interno de calibración que el coste externo.

La variable automatización implicaría unos costes dependiendo del nivel al que se pretende llegar. Al mismo tiempo que el coste de la calibración interna disminuye al tener menos tiempo de proceso humano.

En este caso la fórmula final sería la misma pero se tiene que replantear el cálculo de X3. El coste del mantenimiento del patrón así como su amortización variarán en función del nivel de automatización que tenga.